domingo, 27 de setembro de 2015

La chica en la frontera

¿Qué mira la niña sobre el puente? ¿Qué puentes construye a partir de su mirada? ¿Qué busca en Brasil, si no tiene Soles, no tiene casi nada? Sino su belleza, su alegría y su cultura, sino su fantasía, su color, su escultura, que en danza chistosa anuncia: ellas es toda frontera, desde su niñez hacia la juventud. Ella es toda potencia de revolución, prostitución o inteligencia en beber de la fuente de la Floresta o ser servida junto al pollo o al chicharrón. “¿Ya han conocido chicas?” “í Hay que hacer comercio, integración!” No, pequeña, tu sonrisa puede abrirse más allá del horizonte de Iñapari, puede ser más fuerte que el cartel de Cali, puede ser más rojo que el outdoor de Perú, puede ser más sencillo si tu norte es el Sur, puede ser menos amarga que la cerveza Bahía, en esta tierra que tu gente elegía. Pa’ que sepas que la historia no termina en las cloacas de tu pueblo, ni en la aduana al otro lado del río. Y que el acre olor de la gente es sangre encarnado en esperanza que siente que la memoria de los siglos no se puede despedazar, pues aunque el colonizador avance, nuestras lenguas, músicas y luchas no van agotarse, sino bailar de broma en la frontera, sino hacer de la vida una carretera, adonde siguen abiertos los caminos de nuestra Latinoamérica patria de niños.

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